viernes, 14 de junio de 2013

¿Qué más da? Deja que me ría...

Cuando llega ese momento en que te dices a ti misma “este es mi momento”, te sientes tan grande que nada es capaz de empequeñecerte.

Pues este es mi momento. Y pienso aprovecharlo.

Dicen que las cosas malas nunca vienen solas, pero  esa lección ya la marqué en el libro de la vida como aprendida y aprobada. Así que, ¿por qué no? Abro mis brazos para recibir todos esos pequeños momentos que hacen mi vida algo más grande.

Las sonrisas, las ganas, los logros,  algún fracaso no vinculante, las miradas, los síes, subir escalones sin parar, pero esta vez con un fin determinado. Y sentir, claro, que nada puede pararte.

A toda prisa por el andén del metro, que no lo coges. Que para. Que suben, que bajan. Y ahí estás tú, corriendo a todo gas, como dirían algunos. Y lo coges. Y te sientas. Abres el periódico y parece que el mundo esté tan triste que ya nadie tiene una sonrisa para alguien. Pero ahí estás tú, sonriendo para quien quiera verte, dondequiera que estés: en el metro, en el trabajo, en la calle, en un pasillo de la estación.

Sonríes a tu compañera de trabajo que, aun acostumbrada a estar cara al público media vida, no sabe controlar sus ataques de insumisión, cuando la sumisión es el pan de cada día. Y es que, como me dijo alguien aquel día, a mal tiempo buena cara. Por eso sonrío, porque para llorar siempre tenemos oportunidades.





Sonrío porque me gusta lo que hago, me gusta quién soy, cómo soy y por qué soy así. Me acepto, y aunque no acepte mi pasado, o prediga mi futuro, sé que hoy estoy aquí y eso, como todo, basta.


 

2 comentarios:

  1. Y sonríe porque del pasado se aprende a disfrutar en el futuro, pero sobretodo el presente.
    Besis!

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  2. ...y a muchos les vendría bien darse cuenta de que así se vive mejor.

    Que siga el optimismo :D

    Besos

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